Alternativa Teatral
Fragmento de la nota:
¿Qué es un clásico? Los clásicos hoy.
13/07/2007 | Por Mónica Berman
¿Qué es un clásico? Frente a esta pregunta seguramente surgirán una serie de nombres propios para salir indemnes del interrogante, sin llevar la cosa a mayores. William Shakespeare es un clásico, Molière es un clásico, Aristófanes es un clásico. También se puede responder, desde las obras, que Hamlet es un clásico, que Tartufo lo es...pero hasta dónde llevar el acuerdo. Una vez que se repasa la lista consabida empiezan los conflictos, se acortan las distancias temporales y para sostener que algo o alguien es un clásico, más de una vez hay que poner en juego la argumentación.
…
Esta nota intenta mostrar de qué modo (muy poquitos entre tantísimos otros) algunos dramaturgos y directores porteños recurren a los textos clásicos, para construir sus propios textos dramáticos y puestas.
…
Lisístrata Unplugged nos presenta otro modo de hacer una versión de un clásico. Una versión con una importante incorporación de lo musical.
Esta Lisístrata no da por sobreentendido ningún conocimiento sobre la obra de Aristófanes, ni siquiera los nombres más comunes del mundo griego. Por el contrario, aporta todos los datos necesarios para comprender ese universo. Sin embargo, el recurso no se convierte en redundante para los conocedores, porque el humor es el que media entre la información y los espectadores. Un modo original de construir competencias.
El lenguaje está absolutamente actualizado y logra que el público contemporáneo perciba que está presenciando una comedia y disfrute absolutamente con ella. También hay actualización en los objetos del mundo que se mencionan: el esmalte de uñas,
las cuentas que vencen, la celulitis...
La postura lúdica de los actores hace que todo el teatro entre en el juego, sin construir distancia temporal ni espacial. La música, las pequeñas intervenciones en relación al público contribuyen para esto.
El vocabulario que ponen en juego, hay que decirlo, es ciertamente escatológico. Seguramente es un modo de respetar la propuesta de Aristófanes, unos cuantos siglos más tarde.
Actúan bien, cantan bien, parece que se divierten con lo que hacen y contagian a la platea esa diversión. ¿Algo más? Sí: una línea de atención para el calzado de Zeus, acorde con el resto de la puesta. Una joyita.
…
http://www.alternativateatral.com/ver_nota.asp?codigo_nota=170
¿Qué es un clásico? Los clásicos hoy.
13/07/2007 | Por Mónica Berman
¿Qué es un clásico? Frente a esta pregunta seguramente surgirán una serie de nombres propios para salir indemnes del interrogante, sin llevar la cosa a mayores. William Shakespeare es un clásico, Molière es un clásico, Aristófanes es un clásico. También se puede responder, desde las obras, que Hamlet es un clásico, que Tartufo lo es...pero hasta dónde llevar el acuerdo. Una vez que se repasa la lista consabida empiezan los conflictos, se acortan las distancias temporales y para sostener que algo o alguien es un clásico, más de una vez hay que poner en juego la argumentación.
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Esta nota intenta mostrar de qué modo (muy poquitos entre tantísimos otros) algunos dramaturgos y directores porteños recurren a los textos clásicos, para construir sus propios textos dramáticos y puestas.
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Lisístrata Unplugged nos presenta otro modo de hacer una versión de un clásico. Una versión con una importante incorporación de lo musical.
Esta Lisístrata no da por sobreentendido ningún conocimiento sobre la obra de Aristófanes, ni siquiera los nombres más comunes del mundo griego. Por el contrario, aporta todos los datos necesarios para comprender ese universo. Sin embargo, el recurso no se convierte en redundante para los conocedores, porque el humor es el que media entre la información y los espectadores. Un modo original de construir competencias.
El lenguaje está absolutamente actualizado y logra que el público contemporáneo perciba que está presenciando una comedia y disfrute absolutamente con ella. También hay actualización en los objetos del mundo que se mencionan: el esmalte de uñas,
las cuentas que vencen, la celulitis...
La postura lúdica de los actores hace que todo el teatro entre en el juego, sin construir distancia temporal ni espacial. La música, las pequeñas intervenciones en relación al público contribuyen para esto.
El vocabulario que ponen en juego, hay que decirlo, es ciertamente escatológico. Seguramente es un modo de respetar la propuesta de Aristófanes, unos cuantos siglos más tarde.
Actúan bien, cantan bien, parece que se divierten con lo que hacen y contagian a la platea esa diversión. ¿Algo más? Sí: una línea de atención para el calzado de Zeus, acorde con el resto de la puesta. Una joyita.
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http://www.alternativateatral.com/ver_nota.asp?codigo_nota=170
Herald
EL TURNO DE LAS MUJERES
Una nueva versión del Lisístrata de Aristófanes en escena.
Por Alfredo Cernadas, Buenos Aires Herald
“Hacer el amor y no la guerra” es el típico slogan hippie de los años 60, pero el mismo no era ninguna novedad en el año 411 AC en la antigua Grecia, cuando se estreno Lisístrata, de Aristófanes. Esto sucedió durante la desastrosa guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta. En su obra, el autor ridiculiza y critica los defectos humanos, especialmente aquellos de los políticos y magistrados. Lisístrata expone el sin sentido de la guerra entre pueblos del la misma raza, religión, idioma y tierra. El escritor utiliza a las mujeres para llevar a cabo su cometido, ya que al igual que Héctor en la Ilíada, siempre se creyó que “la guerra es cosa de hombres”. La mujeres de ambas ciudades, convencidas por la Ateniense Lisístrata y hartas de la situación del país, se rehúsan a tener sexo hasta que la lucha cese. A pesar de que la obra es considerada pacifista, la mayor preocupación de Aristófanes es poner en primer plano la rivalidad sin sentido.
Lisístrata es posiblemente el primer clásico de humor de la historia, y ha sido adaptada en en muchísimas oportunidades en todo tipo de versiones, incluso musicales. En esta ocasión, la puesta en escena está en manos del talentoso grupo “Los Valijeros” (cuyo nombre podría tener algún tipo de connotación menos inocente, pero no es el caso)
Esta joven compañía teatral tuvo su origen en la facultad de arte dramático de la Universidad del Salvador, y ya ha adaptado muy satisfactoriamente a Ionesco y a Ben Johnson en versiones frescas y creativas. Este es también el caso de Lisístrata Unplugged, cuyo título remite (¡Alabado sea Dios!) a la falta de amplificación en los números musicales, diseñados para reemplazar al ubicuito coro, siempre presente en el antiguo teatro griego.
Se han visto muchas versiones de esta obra en el escenario local, y ésta compite en forma muy positiva con las anteriores, a pesar de que el elenco que uno esperaría en este clásico debería ser mayor a los cuatros actores y siete actrices presentes en esta puesta. Pero lo que la compañía carece en cantidad de integrantes lo compensa ampliamente con talento alegría y energía.
Andrés Sahade, el director y adaptador de la pieza, ha diseñado una versión brillante, inteligente y divertida, sin caer en la obscenidad. Después de todo, los antiguos griegos no eran recatados, y no se amilanaban a la hora de llamar a las cosas por su nombre. En esta puesta coral el trabajo grupal es crucial, pero todos tienen la oportunidad de brillar. Y todos brillan en su actuación y desempeño musical, pero no puedo dejar de destacar a la atrevida Lisístrata de Micaela Fariña.
Al igual que en los escenarios antiguos no hay demasiada escenografía, pero el vestuario y las pelucas (a cargo de Belén Bolzán, Clara Carranza y Carolina Travi ) son dignas de destacarse; al igual que la música de Ricardo Scalise (que interpreta a un Zeus muy poco “divino”) y las coreografías de Ana Azcurra. Los asientos del teatro también trasladan al espectador varios siglos en el pasado.
Noventa minutos de pleno entretenimiento. La entrada es a la gorra (una contribución voluntaria de los espectadores al término de la función)
Cuando y Donde: Sábados a las 23hs en el auditorio UPB (Universidad Popular de Belgrano), Campos Salles 2145. Tel 4701-3101.
Mundo Teatral
Lisístrata Unplugged
Por Damián Faccini // Cronista
Una versión libre que llega a buen puerto y además lleva a indagar el original con un deseo voraz.
Debo reconocer que ante la noticia de una versión "moderna" del clásico de Aristófanes, un importante escalofrió me recorrió el cuerpo y recién mediando la pieza, dicha sensación supo transformarse en una agradable sorpresa.
LISISTRATA UNPLUGGED demuestra como una versión libre puede llegar a buen puerto y además llevarnos a indagar el original con un deseo voraz.
El gran desafío del director y del grupo de actores radica no solo en la elección de una pieza de este estilo sino también en valerse del género musical para darle forma. Buenas letras, acompañadas de música interpretada EN VIVO. Todo esto sostenido por un ritmo que no decae en ningún momento y un compromiso ABSOLUTO por parte de cada componente humano, que baila, canta y actúa como si hubiesen nacido para ello.
Quizá el mayor mérito de LISISTRATA no este en su discurso y lenguaje (algo soez y vulgar en comparación con el resultado final) sino en la profesional actitud del director quien valiéndose del concepto UNPLUGGED (y en tiempos de GRAN HERMANO) pudo haber hecho literalmente cualquier cosa y por el contrario nos brinda una hora y treinta minutos de lo más placenteros.
Otro punto que merece también ser destacado es el trabajo artesanal que proyecta la obra hacia un plano mayor, dado que en un teatro saturado y harto de pantallas, proyecciones y recursos multimedia, se vale de pocos pero sólidos elementos escenográficos, un cuidado pero no por ello ostentoso vestuario y una justa distribución de los elementos en el espacio.
De la oferta teatral "off", una de las mejores.
http://www.mundoteatral.com.ar/ar/musicales/nota.php?uid=347
Por Damián Faccini // Cronista
Una versión libre que llega a buen puerto y además lleva a indagar el original con un deseo voraz.
Debo reconocer que ante la noticia de una versión "moderna" del clásico de Aristófanes, un importante escalofrió me recorrió el cuerpo y recién mediando la pieza, dicha sensación supo transformarse en una agradable sorpresa.
LISISTRATA UNPLUGGED demuestra como una versión libre puede llegar a buen puerto y además llevarnos a indagar el original con un deseo voraz.
El gran desafío del director y del grupo de actores radica no solo en la elección de una pieza de este estilo sino también en valerse del género musical para darle forma. Buenas letras, acompañadas de música interpretada EN VIVO. Todo esto sostenido por un ritmo que no decae en ningún momento y un compromiso ABSOLUTO por parte de cada componente humano, que baila, canta y actúa como si hubiesen nacido para ello.
Quizá el mayor mérito de LISISTRATA no este en su discurso y lenguaje (algo soez y vulgar en comparación con el resultado final) sino en la profesional actitud del director quien valiéndose del concepto UNPLUGGED (y en tiempos de GRAN HERMANO) pudo haber hecho literalmente cualquier cosa y por el contrario nos brinda una hora y treinta minutos de lo más placenteros.
Otro punto que merece también ser destacado es el trabajo artesanal que proyecta la obra hacia un plano mayor, dado que en un teatro saturado y harto de pantallas, proyecciones y recursos multimedia, se vale de pocos pero sólidos elementos escenográficos, un cuidado pero no por ello ostentoso vestuario y una justa distribución de los elementos en el espacio.
De la oferta teatral "off", una de las mejores.
http://www.mundoteatral.com.ar/ar/musicales/nota.php?uid=347
Critica Teatral
Lisistrata umplugged
Vigencia y frescura
Un acercamiento en donde el desparpajo es una cualidad
La comedia de Aristofanes se planta en el escenario con un desparpajo digna del clásico griego.
Las cosas se llaman por su nombre, cada palabra tiene su peso específico y cada gesto no brinda ningún tipos de dudas.
Si se piensa que para realizar lo arriba expresado es necesario apelar al trazo grueso o a la grosería, el elenco dirigido por Andrés Sahade (también responsable de la adaptación) lo desmiente a fuerza de gracia y de picardía.
Las mujeres atenienses y espartanas al realizar una huelga de sexo (para poner fin a la guerra) provocan situaciones hilarantes que son llevadas a fondo en esta suerte de comedia musical, en el que un mal llevado Zeus (Ricardo Scalise) oficia de director de orquesta (aparte de entrometerse en la vida de los sufridos mortales).
Tanto las escenas como los cuadros musicales son ejecutados con ímpetu y energía, y si a eso le sumamos que todo el elenco afina, tocan instrumentos y bailan con seguridad las coreografías ideadas por Ana Azcurra, no hay que dudar en decir que se esta en frente de un espectáculo de una no muy frecuente calidad.
Las actuaciones son buenas con un código en común que es el divertirse para divertir. Se destacan en un lanzado elenco Micaela Fariña (Lisistrata), Rosario Alfaro (Mirrina) y Nicolás Vilznitzky (Comisario). Pero no todas son rosas ya que existe una caída de ritmo en la escena que juegan Mirrina y Cinesias (Sebastián Pomiró) -que se debe a su extensión y a una excesiva repetición del juego- que “ralenta” el buen ritmo que llevaba la obra hasta ese momento, y que luego retoma al finalizar dicha escena.
Tanto la escenografía como los objetos que se utilizan son de una simplicidad contundente.
El diseño de luces de Agustín Valle por momentos torna la sala en un local bailable.
El acercamiento desperjuiciado de esta comedia permite apreciar que los clásicos, cuando se permite divertirse con ellos, nunca pierden vigencia.
Gabriel Peralta
http://www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=658
Vigencia y frescura
Un acercamiento en donde el desparpajo es una cualidad
La comedia de Aristofanes se planta en el escenario con un desparpajo digna del clásico griego.
Las cosas se llaman por su nombre, cada palabra tiene su peso específico y cada gesto no brinda ningún tipos de dudas.
Si se piensa que para realizar lo arriba expresado es necesario apelar al trazo grueso o a la grosería, el elenco dirigido por Andrés Sahade (también responsable de la adaptación) lo desmiente a fuerza de gracia y de picardía.
Las mujeres atenienses y espartanas al realizar una huelga de sexo (para poner fin a la guerra) provocan situaciones hilarantes que son llevadas a fondo en esta suerte de comedia musical, en el que un mal llevado Zeus (Ricardo Scalise) oficia de director de orquesta (aparte de entrometerse en la vida de los sufridos mortales).
Tanto las escenas como los cuadros musicales son ejecutados con ímpetu y energía, y si a eso le sumamos que todo el elenco afina, tocan instrumentos y bailan con seguridad las coreografías ideadas por Ana Azcurra, no hay que dudar en decir que se esta en frente de un espectáculo de una no muy frecuente calidad.
Las actuaciones son buenas con un código en común que es el divertirse para divertir. Se destacan en un lanzado elenco Micaela Fariña (Lisistrata), Rosario Alfaro (Mirrina) y Nicolás Vilznitzky (Comisario). Pero no todas son rosas ya que existe una caída de ritmo en la escena que juegan Mirrina y Cinesias (Sebastián Pomiró) -que se debe a su extensión y a una excesiva repetición del juego- que “ralenta” el buen ritmo que llevaba la obra hasta ese momento, y que luego retoma al finalizar dicha escena.
Tanto la escenografía como los objetos que se utilizan son de una simplicidad contundente.
El diseño de luces de Agustín Valle por momentos torna la sala en un local bailable.
El acercamiento desperjuiciado de esta comedia permite apreciar que los clásicos, cuando se permite divertirse con ellos, nunca pierden vigencia.
Gabriel Peralta
http://www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=658
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